lunes, 24 de octubre de 2011

Vivir descalzo (limbo entre el sueño y la rutina)


Mis días comienzan cuando me pongo las zapatillas. Por eso son tan lindos esos dias en los que salgo descalzo, porque estoy en el llimbo entre el sueño y la rutina.
Correr en el pasto con los pies libres apenas me levanto es vivir, es estar ajeno al fichaje a los horarios y a los trajes.
Me gustaría otra realidad pero no la tengo y realmente me duele con todo lo q algo puede doler que sea tan dificil cortar con la idiotes que tengo dentro, romper las cadenas que me atan a los ojos de la mayoria, esa que me crio en su seno y que no tiene razón.
Sé que superar mi cobardia es el costo de lograr mis idealesPerder todo para ganarme a mi mismo es el precio egoista de vivir como quiero. No me quejo por estar condenado a ser quien soy, a no olvidar quien fuí, a pensar lo que pienso, a fracazar en un mundo de exitos huecos, o a triunfar en la más inmunda libertad. Que tiempos estos, que tiempos más humanos. Tiempos de hombres egoistamente sociales. Entre tantas charlas (por el medio que sea) me acuerdo del sueño que me gustaría tener, en el que me trepo hasta el vertice más lejano de la jaula y alcanzo a ver todo desde ahí, ver todo tal y como es, y me suelto, me dejo caer de lleno, muerto, sobre el mundo que me vio nacer.

Román Gervasoni.

Come mierda, millones de moscas no pueden estar erradas (anonimo)

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