Volví a casa solo, una noche de lluvia.
Inevitablemente no hice nada más q vivir.
Ví familias(culturas) lejanas, en la vereda de enfrente,
ví un par de zapatos negros coqueteando con la nada,
reposando sobre el umbral más comodo de la cuadra.
Ví gente con la que no comparto más que el %85 de todo,
y que me parecieron tan distintos que senti asco.
Escuché el tema que cubrió la realidad misma comounneneabrigandoasumascotaenunanochedefrío.
Sentí, sentí, sentí la magia del pavimento mojado,
de las luces, y la gracia de la noche.
Descubrí en mis ideas notas de alegria, felicidad, tranquilidad,
ví la paz recorriendo mis pasos.
Sentí eso que uno siente cuando sabe que ese momento va a terminar,
esa necesidad que nos impulsa a la foto, al video, al escrito,
ese sentimiento de quien guarda lo inutil por sentirse atado a lo bueno que vivío
y eso, no es más que esto. Ese papel guardado entre mis muelas,
ese recordatorio de que una ciudad no puede regalarnos un acto más poético
que una noche de lluvia.